jueves, 10 de junio de 2010

Pollo al vino moscatel


Como creo que el fin de semana debe ser un momento para dedicar al relax, compartir experiencias con las personas a las que queremos y, porque no, prolongar nuestras sobremesas, voy a proponer una receta de esas que dan en la tecla.

Es decir, uno de esos platos que suelen arrancar las loas de los comensales, pero que no son en absoluto difíciles de preparar. Esta también puede ser una buena ocasión para cocinar todos juntos en familia.

Ingredientes: (Para cuatro personas)

Cuatro muslos grandes de pollo
Vino moscatel
Tomillo
Romero
Aceite de oliva
Pimienta negra
Harina
Sal

Procedimiento:

Se separan los muslos de los contamuslos. Si quieren pueden dejar los muslos enteros, lo que resultará más incómodo al ahora de darles la vuelta. Los salpimentámos.

Rebozámos en la harina el pollo. Lo sacudímos para aseguraros de que quede sobre él sólo la harina que está firmemente pegada. Todos los excesos de harina se separarán cuando lo freimos, quemándose y añadiendo al pollo un olor y un color poco agradables.

Freímos los muslos enharinados en aceite de oliva. Cuando estén doraditos pero no excesivamente crujientes, los sacámos de la sartén y los colocámos en una cazuela. Sobre ello esparcímos tomillo y romero a discreción.

Vertémos sobre los muslos vino moscatel hasta cubrirlos a mitad, y empezámos la cocción a fuego medio-bajo. Cuando el pollo esté tiernecito, diluímos una cucharada de harina en un vasito de agua tempalda, y cuando ya no tenga grumos lo añadímos a la cazuela. Una vez que la salsa haya espesado suficientemente (esto va en gustos, yo la prefiero muy densa), podémos servir el plato.

Aclaraciones:

Si el plato les resulta demasiado dulce, podémos mezclar el moscatel con vino blanco seco. Si durante la cocción vémos que se les puede pegar, añadímos un poquito de agua.

Normalmente acompaño este plato con puré de papas o papas al horno, ya que me encanta mojarlo con la salsita del pollo. Si quieren hacer una bandera italiana, en ese caso pueden hacer el pure de papas (para el blanco), de tomate (para el rojo) y de guisantes (para el verde). En el caso de la bandera española, la cosa se podría reducir a puré con yema de huevo para el amarillo y de tomate para el rojo.

Por cierto, si sobra salsa de este plato, la podémos congelar. Con ella se hacen unos arroces en blanco muy sabrosos.

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